El optimismo generado por las recientes victorias del Barcelona se desvaneció tras el vergonzoso empate ante el Granada. A pesar de las expectativas generadas por Xavi, quien creía en la reacción del equipo, el Barça no logró superar a un rival que se encuentra en la zona de descenso. Este resultado pone en evidencia que los problemas del equipo van más allá de la tensión generada por el entrenador; parecen estar arraigados en el propio desempeño futbolístico del conjunto.

El Granada, que apenas había sumado un punto en 11 salidas, logró complicar al Barcelona, un equipo con aspiraciones de campeonato, pero que evidenció falta de juego y superioridad. El único destaque del Barça fue Lamine Yamal, autor de dos goles. Este empate no solo afecta al Granada, que venía de un mal momento, sino también al Barcelona, que no logró imponer su juego como se esperaba.

El regreso de Ter Stegen, que recibió tres goles, no logró solucionar los problemas defensivos del equipo. A pesar de las expectativas, el portero no brindó la seguridad esperada, lo que se reflejó en la facilidad con la que el Granada logró marcar. Por otro lado, la presencia de Christensen en el mediocentro resultó ser una decisión acertada, aportando solidez y serenidad al equipo, a pesar del descontrol en momentos críticos del partido.

En definitiva, el Barça se ve sacudido por un empate que pone en tela de juicio su capacidad de competir al más alto nivel. La falta de contundencia en su juego, sumada a las deficiencias defensivas, generan preocupación entre los aficionados. Aunque Xavi intenta disimular las falencias, el desempeño del equipo no refleja la supuesta liberación que proclama. El Barcelona enfrenta un desafío importante para reparar esta situación y recuperar su posición como uno de los grandes de la liga.