Cien años de 'Rhapsody in Blue', una composición que cambió la historia de la música

La polémica vigente a lo largo del tiempo

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Austin Neill - Unsplash

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  • El centenario de 'Rhapsody in Blue' despierta nuevas reflexiones sobre la obra de George Gershwin.
  • La controversia en torno a la introducción del jazz en la música clásica prevalece a lo largo del tiempo.
  • El impacto duradero de la composición de Gershwin en la historia de la música.
La obra de George Gershwin no ha perdido popularidad, pero tampoco controversia: para unos introdujo el jazz en la sala de conciertos, pero otros la consideran una apropiación grosera y racista de un músico blanco. El conocido director de música de baile Paul Whiteman quiso cancelar su concierto del 12 de febrero de 1924. Lo reconoce en Jazz, la autobiografía que publicó poco después junto a la periodista Mary Margaret McBride. Pero esa actuación, en la prestigiosa sala de conciertos clásica Aeolian Hall de Nueva York, que se había anunciado pomposamente como Un experimento de música moderna, terminó siendo legendaria. La idea surgió viendo la fascinación que suscitaba entre el público de esa sala la inclusión de temas de jazz dentro de un recital clásico.
Whiteman optó por llevar esa idea más lejos que nadie, aunque estaba aterrorizado por las consecuencias. Pretendía abrir nuevos caminos artísticos introduciendo ese género de música de las comunidades afroamericanas, entonces considerado inmoral y hasta peligroso, dentro de la sofisticada sala de conciertos clásica. Para ello confeccionó un variado programa con su orquesta de 23 multinstrumentistas que se abrió con Livery Stable Blues, como ejemplo de “la verdadera forma del jazz”, y concluyó con Elgar y su primera marcha de Pompa y circunstancia, para ilustrar “el ámbito de la música clásica”.
El resultado fue Rhapsody in Blue, una composición que cambió la historia de la música. Celebra ahora su centenario sin haber perdido un ápice de interés y popularidad. Pero tampoco de controversia. Quedó claro el pasado 26 de enero en las páginas de The New York Times, donde el pianista y crítico de jazz Ethan Iverson la calificó como “la peor obra maestra”, una composición “ingenua y cursi” que comparó con “una tarta de queso, o cualquier otra cosa atractiva, pero poco saludable”.
Nadie puede dudar hoy de que Rhapsody in Blue convirtió a Gershwin en un pionero capaz de trascender la supuesta división musical entre la música popular y la clásica. Richard Crawford subraya esa idea en su reciente biografía del compositor estadounidense fallecido prematuramente a los 38 años (W.W. Norton). Un músico que no recibió una formación académica al uso, pero que tampoco fue ningún autodidacta.

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