El pasado sábado 10 de febrero, el cuerpo de Laura Lopera, de 20 años, fue encontrado dentro de una maleta en un apartamento del barrio Boston, en Medellín. Allí residía desde hacía cuatro meses su pareja, Jesse Gilbert Wiseman, un hombre de 50 años de la provincia canadiense de Nueva Escocia. Un día antes del hallazgo, Wiseman se había fugado a Guatemala. Cuenta con una circular azul de la Policía Nacional desde el sábado, según ha explicado el alcalde de Medellín, Federico Gutiérrez.

La Fiscalía General de la Nación confirmó que pedirá una orden de captura en su contra. Mientras las autoridades nacionales e internacionales buscan al canadiense, los detalles de la relación y de la vida de Lopera han ido saliendo a la luz. El crimen fue clasificado como un feminicidio, el cuarto del año en la capital antioqueña.

Las pruebas y los testimonios de los familiares son contundentes. El hermano de Laura, Juan Manuel Lopera, relató que la mujer había terminado la relación tres semanas antes de su muerte. Una amiga de ella, Sara García, reveló que Lopera le tenía miedo a Wiseman. El abuelo de Lopera dijo que Wiseman la controlaba y la comunicación era a través del teléfono del abuelo.

Laura Lopera vivía con su madre, su hermano, su abuelo y su hija pequeña. Trabajaba confeccionando ropa y estaba terminando su bachillerato. Medellín, destino de turismo sexual, ha sido escenario reciente de casos similares. Wiseman es buscado a nivel internacional, con la esperanza de que la Justicia prevalezca y se haga responsable de sus actos.