Es impactante observar cómo el talento de las mujeres científicas ha sido despreciado a lo largo de la historia. En vísperas del Día de la Mujer y la Ciencia, resulta estremecedor constatar la persistencia del machismo, que ha marginado a las mujeres de manera constante, sin importar la época. Se hablará de cifras y brechas que el negacionismo siempre rechazará, pero lo cierto es que el presente es el resultado de un pasado sistemático y repetitivo. Durante siglos, se negó desde la academia el valor de aquellas mujeres torturadas y quemadas en la caza de brujas, quienes en realidad poseían sabiduría sobre propiedades medicinales o cuestionaban el mundo.

La marginación de la mujer no solo se reflejó en la caza de brujas, sino también en la discriminación de las científicas en los estudios y en la apropiación de sus logros. A lo largo de la historia, brillantes mentes femeninas en el ámbito de la ciencia fueron invisibilizadas, mientras sus colegas masculinos eran reconocidos. La maternidad también supuso un freno para muchas de estas mujeres, limitando sus aspiraciones profesionales.

Además de la invisibilización de sus logros, muchas científicas fueron víctimas de la apropiación indebida de sus descubrimientos por parte de colegas masculinos. Desde el robo de aportaciones científicas hasta el acoso, la agresión y el miedo, las mujeres en la ciencia aún enfrentan numerosos desafíos en la actualidad, a pesar de encontrarnos en 2024 y no en la época de la caza de brujas.

Aunque se ha avanzado, aún persisten obstáculos que impiden el pleno desarrollo de las mujeres en la ciencia. Es fundamental reconocer el legado del machismo en este ámbito y trabajar hacia la equidad de género en la ciencia. El camino hacia la igualdad es complejo, pero es crucial abordar estos desafíos para garantizar un futuro igualitario en el ámbito científico.