Resulta impactante observar el desprecio hacia el talento femenino a lo largo de la historia. Con motivo del Día de la Mujer y la Ciencia, se pone de manifiesto el patrón machista que ha marginado a las mujeres de manera constante, sin importar la época. Se hablará sin duda de cifras y brechas que el negacionismo rechaza, pero es innegable que el presente es el resultado de un pasado sistemático y repetitivo. Aunque han pasado siglos, hoy la academia asegura que aquellas mujeres torturadas y quemadas durante la caza de brujas eran en realidad sabias en propiedades medicinales y cuestionadoras del mundo.

Las mujeres que desafiaban esta situación eran anuladas en su autoridad, marginadas en su formación y en sus profesiones. Una vez eliminadas, los hombres ocupaban los puestos de manera sencilla, inventando luego que era por 'méritos'. Aunque la caza de brujas quedó en el pasado, la marginación de la mujer en los estudios, su invisibilización y la apropiación de sus logros persistieron. Incluso brillantes científicas quedaron en la sombra de sus parejas masculinas, cuyos nombres perduran en la historia. La maternidad también frenó las aspiraciones de muchas de ellas.

No cabe duda de que muchas científicas fueron despojadas de sus contribuciones por sus colegas o esposos. Otto Hahn ni siquiera mencionó a su compañera de laboratorio Lise Meitner al recibir el Nobel, mientras que el cometa descubierto por María Winkelmann fue atribuido a su esposo. Mileva Maric aportó soluciones matemáticas fundamentales, pero Einstein las aplicó sin reconocimiento antes de separarse de ella, y Jocelyn Bel Burnell vio su tesis doctoral premiada con un Nobel para su supervisor. En ocasiones, las más afortunadas eran consideradas simplemente como ayudantes. Tampoco debemos olvidar a las científicas o médicas condenadas durante la guerra civil, como Amparo Poch y Gascón, Pilar de Madariaga y María Teresa Toral.

A pesar de los avances, la igualdad de género en el ámbito científico continúa siendo un desafío. La física Pilar López Sancho reconoce que, a pesar de creer que la situación de las mujeres en la ciencia se solucionaría en pocos años, la complejidad del problema es mayor de lo esperado. Actualmente, la anulación de las mujeres en la ciencia se manifiesta no solo en la falta de reconocimiento, marginación o invisibilización, sino también en situaciones de acoso, agresión y miedo. A pesar de no estar en la época de la caza de brujas, muchas mujeres en la ciencia siguen enfrentando obstáculos que les impiden avanzar, lo cual equivale a quemar sus nombres en una hoguera y reducirlas a cenizas.