Un debate ha surgido en torno a la aplicación de la inmersión lingüística en los colegios públicos de Cataluña, desencadenado por el uso de encuestas lingüísticas dirigidas al profesorado. Estas encuestas buscan evaluar el funcionamiento del modelo monolingüe y los resultados de la inmersión. Según información recabada, los formularios parecen reflejar un sesgo nacionalista en algunas ocasiones, incluyendo afirmaciones cuestionables sobre la libertad de los estudiantes para utilizar su lengua materna, lo que ha generado polémica.

Algunos cuestionarios remitidos a los profesores incluyen afirmaciones que retratan a los estudiantes castellanohablantes como peores estudiantes, vinculan la inmigración con el empeoramiento de los resultados de la inmersión lingüística. Estas acciones han despertado críticas y preocupación entre la comunidad educativa. Además, se ha señalado que los propios departamentos educativos han salido al paso de estas controversias, aludiendo a que las propuestas de respuestas son decisión de cada centro.

La controversia se ha intensificado con la inclusión de preguntas que distinguen entre un supuesto alumnado 'bueno' y 'malo'. Opiniones contrapuestas han surgido en relación a estas prácticas, algunas considerando que reflejan un tufo totalitario y clasista, mientras que otros defienden que forman parte de un análisis objetivo. El rechazo explícito hacia el catalán por parte del alumnado también ha sido motivo de discordia, generando posturas enfrentadas dentro del ámbito educativo.

Por su parte, representantes de la plataforma Docentes Libres han hecho públicas sus críticas, calificando las acciones del Departament de Educación de la Generalitat de Cataluña como sectarias y abusivas. Asimismo, resaltan la importancia de denunciar y enfrentar estas situaciones. La presión en torno al uso del catalán en las escuelas parece no disminuir, a pesar de las críticas y la polémica generada.