Los últimos censos realizados en 2023 en Doñana evidencian el declive de algunas especies, incluso su desaparición, y la presencia de otras exóticas que han necesitado de programas para eliminarlas. Las causas se deben a una falta de lluvias que acumula ya un ciclo de diez años secos, y al progresivo aumento de la temperatura media. De las especies ausentes, ninguna se puede catalogar como extinta, e incluso puede que se recupere su presencia cuando las condiciones ecológicas mejoren, según explica Rocío Zamudio, coordinadora de grupo de seguimiento en la Estación Biológica de Doñana (EBD).

El declive de cinco especies en Doñana preocupa a los expertos: la angila, el sapo común, el lagarto ocelado, el salinete y el torillo andaluz. Todas ellas se encuentran en peligro de extinción o han desaparecido completamente del ecosistema. Además, la presencia de especies exóticas como el cangrejo azul, la gambusia, el pico de coral, el pez gato, el galápago de Florida y la malvasía canela, genera preocupación por sus efectos en el equilibrio natural.

Ante la problemática, se han implementado programas de eliminación para especies no autóctonas que representan una amenaza para la biodiversidad de Doñana. Las autoridades también se han centrado en la protección de especies emblemáticas como el águila imperial y el ánsar común, cuyas poblaciones se encuentran en mínimos históricos.

El deterioro del ecosistema de Doñana a causa del cambio climático plantea un desafío significativo para la conservación de la biodiversidad. Los esfuerzos por preservar este ecosistema único requieren de acciones contundentes y colaborativas a nivel nacional e internacional para revertir la tendencia actual y garantizar la protección a largo plazo de sus especies.