La extracción de agua subterránea para la agricultura intensiva es la principal causa de los graves impactos sobre el humedal de Doñana, el más grande de Europa. Un equipo científico liderado por la Estación Biológica de Doñana (EBD) y el Instituto Geológico Minero, ambos centros del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), ha revisado más de 70 estudios relacionados con el agua subterránea y el estado de conservación de Doñana, demostrando la amplia evidencia científica de los impactos ocasionados por la excesiva extracción de agua del acuífero.

Los datos de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir evidencian un descenso general de los niveles freáticos en todo el espacio protegido a lo largo de las tres últimas décadas, especialmente en áreas cercanas a las zonas de extracción de agua. Además, numerosos estudios han constatado impactos sobre los hábitats acuáticos y terrestres de Doñana, así como sobre la calidad de sus aguas.

La extracción sin control de aguas subterráneas tendría consecuencias gravísimas para Doñana, motivo por el cual el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) condenó a España en 2021. A pesar de esto, la situación no ha mejorado sustancialmente, lo que ha provocado impactos significativos en la vegetación acuática, lagunas, marisma y la calidad del agua en Doñana.

La expansión de la agricultura intensiva ha llevado a la desaparición de lagunas, la reducción de caudales de agua superficial y la afectación de la vegetación terrestre. Esta situación se agrava con el cambio climático, que favorece la proliferación de algas tóxicas y plantas invasoras debido a la contaminación del acuífero. A pesar de las propuestas para restaurar el estado del acuífero, se considera que la situación actual no es favorable para implementarlas de manera efectiva.