Chile enfrenta las dolorosas secuelas de un megaincendio que ha cobrado la vida de 130 personas, dejando además un rastro de 15.000 viviendas afectadas y la devastación de aproximadamente 55.000 hectáreas. Expertos sostienen que el cambio climático ha contribuido al incremento y propagación de incendios forestales, donde condiciones como vientos más fuertes, altas temperaturas y periodos de sequía favorecen la expansión del fuego. Según datos del Panel Gubernamental de Cambio Climático, bajo un escenario de incremento de temperatura a 2°C, se prevé un aumento del 62% en la superficie terrestre afectada por incendios forestales a nivel global.

La propagación del fuego también se ha visto favorecida por la presencia de extensas plantaciones forestales no nativas, como el eucalipto y variedades de pino, que actúan como combustible. La falta de regulación de las plantaciones, su expansión a bosques nativos y una planificación deficiente del paisaje han contribuido a la intensidad de los incendios. Es crucial implementar medidas de control y planificación del territorio, así como limitar la expansión de plantaciones forestales exóticas para mitigar el impacto de futuros desastres.

Por otro lado, las deficiencias en los sistemas de alerta y evacuación también han sido señaladas como un factor determinante en la magnitud de la tragedia. A pesar de contar con un Sistema de Alerta de Emergencia, la falta de un enfoque integral y actualización tecnológica ha dejado lagunas en la efectividad del sistema, poniendo en riesgo la seguridad de la población. La tragedia ha evidenciado la necesidad de reevaluar y fortalecer estos mecanismos de alerta y evacuación.

El devastador incendio en Chile ha revelado la urgencia de afrontar las complejas interacciones entre el cambio climático, el manejo del paisaje y la preparación ante desastres. Ante la magnitud de la tragedia, resulta imprescindible implementar estrategias de gestión integral que aborden tanto las causas subyacentes del desastre como las deficiencias en los sistemas de alerta y evacuación. El país deberá emprender acciones contundentes en materia de regulación ambiental y planificación del territorio para prevenir y mitigar futuros desastres de esta magnitud.