La presencia de palomas en diversos edificios de Barcelona ha generado incomodidades para los vecinos, especialmente en inmuebles deshabitados. Una vecina manifestó haber enfrentado la presencia de más de 300 palomas en su edificio, generando estrés debido al ruido, el polvo y la imposibilidad de hacer uso de las terrazas a causa de los excrementos de las aves, que representan un problema de salubridad. Incluso, el canto de los pájaros se ha vuelto el nuevo despertador para algunos residentes, obligándolos a instalar mecanismos antipalomas.

La problemática se extiende a edificios habitados por solicitantes de viviendas de protección oficial y expropiados que han sido reubicados, quienes han planteado la posibilidad de una rebaja del impuesto de bienes inmuebles (IBI) para compensar los gastos asumidos a raíz de la remodelación del Camp Nou, propuesta que ha sido denegada. Asimismo, el distrito de Les Corts ha rechazado instalar una red para contener a las palomas, argumentando que empeoraría la situación, pero estudia otras alternativas para solucionar el problema.

La convivencia con las palomas afecta la rutina de los residentes, siendo similar a la situación vivida en fincas desiertas de la ciudad, donde las aves encuentran refugio, generando molestias al vecindario. En este sentido, un edificio en el casco antiguo de la ciudad ha quedado deshabitado y ahora es ocupado por las palomas, generando preocupaciones higiénicas para los residentes.

Ante las quejas por presencia de palomas y suciedad en algunos inmuebles, el Ayuntamiento de Barcelona ha intervenido abriendo expedientes por insalubridad, aunque en casos donde el propietario demuestra el buen estado del interior del edificio, estos son archivados. Además, se han encontrado dificultades para encontrar soluciones en edificios medio desplomados, donde la presencia de palomas y ratas ha generado conflictos entre el distrito, los propietarios y los vecinos.